miércoles, 26 de diciembre de 2007

Don Francisco de Quevedo y Villegas. Caballero del Hábito de Santiago

Es tanto lo que se ha escrito de este personaje, que intentar escribir algo nuevo sobre él sería absurdo. No obstante, hay un par de cosas, poco conocidas y que no he encontrado más que en una biografía,. en la del Abad Don Pablo Antonio de Tárfia, Doctor Theólogo y Académico de Nápoles, y que se refiere al Capitán Diego Villagómez, hermano entero del Arzobispo de Lima, Pedro Villagómez y de nuestro octavo abuelo materno Bernardo Villagómez, conseguida gracias a la Biblioteca Digital de la Biblioteca Foral de Bizcaya.
La relación entre Quevedo y nuestro Don Diego era sin duda de una gran amistad, con independencia de su parentesco, no olvidemos que la madre de Diego era Doña Inés Corral de Quevedo, de la línea de los Quevedo, y según otros, prima de Don Francisco de Quevedo. Eran de la misma edad, los dos habían nacido en 1.580. (Esto no está muy claro según veremos después) -Según certificación de José Alfonso de Guerra y Villegas, “rey de armas”,proporcionada por Don Francisco Javier Prieto López de La Coruña.
Y por Don Mariano Barba de Madrid:
En la Iglesia de Santa María La Sagrada de Castroverde de Campos, existía laCapilla de los Villagómez y en ella consta que con las armas de la familia estaba la siguiente inscripción: “ Este escudo de armas, los que están fixos en este arco desta Capilla Mayor de Nuestra Señora de La Sagrada, i bandera pendiente del, i túmulo y estrado que están debajo, i suelo que ocupan en la manera que están i siempre han estado, son de tiempo inmemorial a esta parte y para siempre jamás de la Casa de los Villagómez, propio entierro i asiento suyo, renovólo en sus propios asientos, tamaño y forma antigua, su sucesor Don Diego de Villagómez, hijo del Capitán Don Francisco de Villagómez, (aviendo sido renovado otras muchas veces por sus antecesores por averse envejecido con su mucha antigüedad), año de mil y seiscientos diez. A continuación las páginas de la biografía que de Quevedo hace el Abad arriba citado, y que por si solas son más que suficientes.
“ 130 a 134 Vida de D. Francisco de Quevedo y Villegas. Usava por su jovial inclinación muy frecuentemente de la chança; pero en las veras tuvo suma gravedad, y viveza, y como en aquella procurara no ofender a nadie, assi en estas fue un espejo de moralidad; como bien se verá por lo que desde la prision escrivió a Don Diego de Villagómez, Cavallero de la Ciudad de Leon, su grande amigo. que aviendo venido de Flandes, donde avia sido Capitan de Cavallos, y hecho á la Corona Real muchos, y muy relevantes servicios, desengañado ya del mundo, se entró en la Compañía de Jesús. La carta juzgo será muy provechosa á quien la leyere con atención, y es la que se sigue.
Señor Don Diego. Yo que soy el escandalo, escrivo á v.m. que es el ejemplo, y siendo tan diferentes, encaminamos á los otros á un mismo fin. Yo. En que nadie haga lo que yo he hecho, y v.m. en que todos hagan lo que hace. Tanto se sirve la virtud del horror, que dá el malo para el escarmiento, como de la virtud del bueno para el credito.Hasta el dexar v.m. de ser soldado, se muestra buen Capitan. No dexa el oficio, lograrle, y mejorarle. La guerra es de por vida en los hombres; porque es guerra a la vida, y vivir, y militar es una misma cosa. Dexar la Compañía propia por la de Jesús, es seguir mejor vandera, asegurar el sueldo, y la Corona, que solo se dá al que legítimamente peleare; merecese, y no se negocia; dá el premio el General por los trabajos, que él nos le ganó; nada nos manda, ni pide, que el primero no la padeciesse por si, no por relaciones sabe lo que cuesta ni; puede ser engañado, ni engañarle. Alta, y descansada seguridad es esta para quien ha padecido las embidias de los hombres, y las trampas de la Fortuna; el soldado, que se buelve á Dios, y dexa á los exercitos por el Dios de los exercitos, asegura el oficio, no le abandona. La mayor valentia es huir el furor de las batallas; á esta paz, contra mas enemigos belicosa, quedé tan pobre, como si huviera vivido bien, y tan delincuente, como si huviera robado el mundo. Vi cobrar este propio estipendio á los grandes señores, que vi mandar las armas,y a los que ensordecieron con rumor de la tierra, y fueron amenaza de grandes poderios, les fue postrera clausula de su vida carcel desacreditada. Recorra v.m. su memoria, y hallará Cimenterios de Ilustres Cadáveres, y horribles con los huessos, y prisiones de los que acompañó, ó le dieron ordenes. Solo v.m. ha logrado este desengaño, pues dexa la Compañía de que es Capitan, por ser soldado de la Compañía de Jesús, cuyo Teniente es el glorioso Patriarca San Ignacio; su vandera deven seguir todos los arrepentidos de la milicia del mundo, pues él, siendo soldado tan hazañosamente valeroso, fue fundador ( digamoslo assi) de la soldadesca reformada, e infatigable para las conquistas de Dios. Fundó aquel Soberano Cantabro una Orden, ó exercito, que conquista con palabras en los pulpitos el conocimiento; con el oydo en los Confesionarios, la enmienda; con la leccion en las Catedras bate la ignorancia; con las plumas en los escriptos de la heregia; con la modestia, y decencia religiosa de sus passos en publico, la desenvoltura mal recatada. Oy quento señor Don Diego catorce años y medio de prisiones, y en la carcel nueve heridas, en que quento el jornal de mi perdicion; tengame v.m. lastima en paga de la embidia, que le tengo; y pues Dios le dá mejor Compañía, gozese en ella, sin la soledad del amigo, que en poder de la persecución, yace tan alcanzado de quenta, que aun paga menos de los que deve ,y le dé Dios á v.m. su gracia, y le bendiga.De la prision oy 8. de Junio de 1643.Su mayor amigoDon Francisco de Quevedo Villegas. Por esta carta se conoce la estimacion que hizo Don Francisco de la Compañía de Jesús, á cuyo admirable instituto, por la doctrina, y santidad, deve toda la Republica Cristiana; aviendo embiado la Divina Providencia a su Iglesia Militate, debaxo de las vanderas desta gran Religión, el socorro mas pronto, y mas incontrastable en la mayor necesidad, y calamitosos aprietos, renovando los tiempos Apostolicos en el pecho, y en la pluma de tantos, y insignes Varones como ha dado, y cada dia está dando la Compañía.”
Y ahora, ya de nuestra cosecha, si damos por buena la información que de Don Diego nos dan los mormones, tenemos que suponer que éste, en esa fecha habría enviudado, lo que se añadiría a la decisión tomada, ya que en lo que están todos conformes, es en que no dejó sucesión.






De Diego sabemos por “Los Santos de los últimos días” ( mormones), que nació en Castroverde de Campos en 1.580, hijo de Francisco Villagómez Herrera,(falso, el segundo apellido era Moran. Posible error del agente investigador), y de Inés Corral de Quevedo. Se casó con Doña Catalina de Villarroel; posible parienta, ya que su cuñado Francisco, casado con su hermana Catalina, se apellidaba Villarroel .
Por la “Relación de Méritos y Servicios de Antonio Villagómez y Villarroel de 1.649”, Archivo de Indias.- Lima 243.N.4, donde dice: “ 6) Item. Que Don Diego de Villagómez, fue hermano de padre y madre, de la dicha mi madre, el cual sirvió al Señor Rey Felipe tercero, con plaza de Capitán de Infantería en el Tercio de Nápoles, y después fue Gobernador de Final; el cual murió sin sucesión.”
Batalla de Les Avins 20 V 1635El conde de la Fera [Feira], pudiendo haber escapado como los otros que no cuento aquí por presos, no quiso sino que se apeó, y con la espada en la mano se puso delante del escuadrón volante, y herido y atropellado cayó en un zanjón entre muchos heridos y muertos, donde le acabaran de matar si no fuera por el alférez D. Diego de Villagómez, que le dio a conocer a un sargento francés, que le ayudó a levantar y le llevó preso.
Como se ve por este relato, Diego debió caer prisionero de los franceses junto con el Conde de la Feira; pero este último ya aparece al poco tiempo en las filas españolas, seguramente canjeado, o habiendo pagado rescate.
En consulta con el Padre José María Domínguez S.J. del Seminario de Cartuja en Granada me comunica que Diego Villagómez, falleció en 1.674. Extrañado por la longevidad que esto suponía en Diego, noventa y cuatro años, le pedí confirmaciónSiendo su respuesta:
Sr. D. José: La fuente es del reputado Josephus Fejér, SJ, en su Defuncti Secundi Saeculi Societatis Jesu, 1641-1740,Vol. V (S-Z) pg 272, Romae, 1990 (Institutum Historicum S.J.). P. Villagomez, Didacus. Salmanticae, 17 febr 1674 [HS49 54v Cast]. Este autor es la máxima autoridad para los difuntos de la Antigua Universal Compañía, que se apoya en los catálogos del tiempo, ahora muchos inasequibles. Pero, naturalmente también yerra, sobre todo en nombres españoles; él era húngaro. Si encuentro algún dato valioso se lo comunicaré. En el Señor JMª Domínguez, SJPD. La sigla HS 54v significa Historia Societatis pg 54 vuelta, y remite al ARSI (Archivium Romanum Societatis Iesu).
Otra de las cosas poco tratadas por los biógrafos de Quevedo es su actividad, primero como Oficial Mayor de Don Gregorio de Tapias, Secretario de Cámara del Real Consejo de Ordenes, en lo referente a la de Santiago, donde aparece cumplimentando unos impresos en los expedientes para la concesión de los hábitos de Santiago. Y donde al final añadía de su puño y letra y firmaba alguna consideración oportuna. De los expedientillos para la concesión del hábito de Santiago, que han pasado por mis manos, de personajes de la familia, en el primero de ellos en que aparece su firma, es en el de Diego Villagómez Fonseca de 1.621 y en el último de los tenidos en mis manos en los de Francisco y Antonio Villagómez, de 1.639 ; posiblemente de los en que intervino, ya que este mismo año entra detenido en San Marcos de León hasta recobrar la libertad en 1.643 cuando se retira a la Torre de Juan Abad y muere en 1.645
Así, que esta labor la tuvo que realizar entre 1.621, que conoce la Cárcel de Uclés , por un breve período y 1.639 que ingresa en San Marcos. Ni antes, ni después de él, hemos vuelto a ver en los expedientillos para la concesión del hábito de Santiago, que volvieran a usarse los impresos que manejaba Quevedo, que en esas fechas debían suponer una gran novedad.
En el Catalogo de la Colección Salazar y Castro, aparece ya, Quevedo en un documento como Secretario del Consejo de Ordenes en 1.629, habiendo sustituido a Don Gregorio de Tapias.
El investigador James O’ Crosby, (1.924) en su obra “ Cuarenta y dos cartas de Quevedo a dos jesuitas Distinguidos” dice: “ Es posible que antes de 1.594, y otra vez, de enero a octubre de 1.596, haya asistido al Colegio Imperial de Madrid. (14)(14).- De los últimos años falta la documentación, como explica la profesora Riandière, p.89.Sobre esta etapa como otras, el artículo de Ignacio Elizalde pide cierta revisión, pues parte de las conjeturas sin documentación,( véase la p. 91 sobre Juan de Mariana), anécdotas de Tarsia y otras rebatidas por los documentos, en la obra de Quevedo no he “hallado grandes elogios” del P. Jerónimo de Florencia (p.94); los dos poemas citados como de Quevedo son apócrifos (p.96-99); por Francisco de Villagómez, entiéndase Diego de Villagómez. Cuando Diego de Villagómez, amigo de Quevedo que había sido capitán de compañía en el ejercito de Flandes, dejó el ejercito para ingresar en la Compañía de Jesús, Quevedo lo comparó a San Ignacio. ( En la carta puede verse, no se encuentra esta comparación)

No hay comentarios:

Publicar un comentario